martes, 15 de diciembre de 2020

 

¿Cómo vas a evaluar tus resultados?

 

 Por Marilen Stengel*


Esa fue la última pregunta que lancé a un grupo de 25 mujeres en la última clase del último MED (Formación que ofrece la Fundacion FLOR para promover el liderazgo de mujeres en los puestos de decisión) de este año.

Primero silencio, después al chat le sobrevino una actividad intensa. En síntesis, las participantes respondieron básicamente de tres maneras:  “evalúo mis resultados a partir de la divergencia que hay respecto de mis objetivos, del logro que implica cumplir algunas metas, de cómo me siento cuando pienso en lo realizado”… Las respuestas fueron sensibles, profundas, sinceras. Entonces les hable de Víctor Frankl ese médico psicoterapeuta vienés que sobrevivió a tres años de trabajos forzados en los campos de exterminio nazi y que creo la Logoterapia (logos= sentido, terapia= todo lo que cura). Él decía que las personas tendemos a evaluar nuestro desempeño sobre una horizontal que tiene al éxito y al fracaso en sus extremos opuestos. Y que muchas veces se nos va la vida tratando de huir del fracaso para ser exitosos. Pero, como decía Frankl, su consultorio estaba lleno de personas con dinero, amor, carreras sobresalientes, reconocimiento social y así y todo, sus almas estaban habitadas por profundas tristezas. El éxito no es suficiente, decía.  Por eso proponía que a la horizontal de Éxito-Fracaso la cruzara una vertical que también tenía en sus extremos dos conceptos: Vacío y Sentido. Sugería que dejáramos de lado por un segundo “la lucha por el éxito” y que pensáramos nuestras acciones y derrotero existencial en términos de sentido y vacío. ¿Cumplí mis metas? ¿A cuántas de ellas no llegué ni por asomo pero aún así tuvieron sentido? ¿Cuántas de ellas valieron por el solo hecho de haberlo intentado con fuerza, con entereza, con alegría?

Que el balance de este extraño 2020 nos encuentre también celebrando el camino y todas aquellas cosas que no logramos pero que fueron importantes y que hicieron que este trecho de nuestras vidas fuera significativo.



Marilen Stengel*, escritora, conferencista, crea y facilita experiencias de aprendizaje

jueves, 24 de septiembre de 2020

 Emociones y Decisiones: ¿Qué relación hay entre unas y otras?

¿Afectan las emociones las decisiones que tomamos? ¿Cómo lo hacen? Lo cierto es que si tememos ir al hospital para hacernos un examen, aun cuando este examen sea relevante, este será postergado en la medida de que el miedo ocupe todo el espacio. Por eso es importante conocer el impacto que tienen y cómo gestionar las emociones que nos habitan. Te invito a ver el video que sigue.

https://www.youtube.com/watch?v=AehGVDK4wOo




domingo, 2 de agosto de 2020

 

 

Autonomía interior: una valiosa competencia

Marilen Stengel*

 

En tiempos en los que el mundo exterior se restringe, como hoy a raíz del COVID-19 y que de alguna manera inaugura “la nueva normalidad”, nos enfrentamos a cambios profundos que afectan no solo cómo trabajamos y estudiamos (y cómo lo haremos de ahora en más), sino como vivimos y nos relacionamos con otros. Estos cambios en el mundo externo, con todo lo dolorosos que son, también traen un regalo, una posibilidad luminosa que en “tiempos normales” pocos de nosotros hubieran considerado con la seriedad necesaria: conocer, habitar y expandir nuestro mundo interior.
Alfred Langle, Logoterapeuta austríaco y escritor, autor de Vivir con sentido, afirmó en una conferencia ofrecida a comienzos de la pandemia, “Cuando el mundo externo se reduce, muchos de los problemas que surgen tienen que ver con que pasamos más tiempo con nosotros mismos y no estamos acostumbrados”. No solo no estamos acostumbrados a estar con nosotros mismos, sino que en muchos casos, por ese mismo motivo,  nos conocemos poco. Porque pensándolo bien, ¿por qué debería resultar cómodo pasar más tiempo con un desconocido incluso si ese desconocido fuera yo misma?
 
Lo cierto es que vivimos a caballo de dos mundos, uno interno y otro externo. El externo, a pesar de su inmensidad y vairedad, es mucho mas pequeño que el que cada uno de nosotros lleva dentro. Este espacio propio e interno es infinito y esta lleno de riquezas, a pesar de lo cual, el que tiende a mandar y marcar el rítmo de todo lo que hacemos es el mundo externo. En este último trabajamos, amamos, nos relacionamos, aprendemos, nos divertimos… Es este mundo externo el que nos saca hacia afuera y nos propone innumerables opciones y experiencias. Y eso no es malo en absoluto. El problema sobreviene cuando de tanto estar afuera nos olvidamos de como es estar dentro, de como era estar conmigo misma, de como es habitarme de manera tranquila y amorosa.
 
Lo cierto es que podemos volver a relacionarnos con esa riqueza si contactamos con tres aspectos que nos conforman: nuestro cuerpo, nuestra psiquis, nuestra espiritualidad.
Para conectar con mi cuerpo necesito volver a sentirlo, reconocer como lo habito, de qué forma le doy lo que necesita (descanso, alimento, ejercicio), en síntesis, las preguntas serían: ¿cuánto escucho los mensajes que me envía mi cuerpo? Y, ¿cómo los atiendo?
Para explorar y reconocer mi mundo psíquico puedo comenzar por preguntarme ¿Soy buena conmigo misma? Si no lo soy, ¿Por qué no lo soy? ¿Cómo dialogo conmigo misma? ¿Me gusta quién soy? ¿Me siento en deuda con otros o culpable por algún motivo? ¿Puedo apreciarme? Las respuestas a estas, entre otras muchas preguntas, nos vuelven a unir con ese universo vasto y rico que es la propia psicología. Me devuelven la sensibilidad respecto de cómo estoy y cómo me siento en dicha dimensión.
Y por último, aunque no menor, esta nuestra dimensión espiritual. Una dimensión que nos relaciona con todo lo significativo y valioso, con aquello que le da profundo sentido a nuestra existencia. Y para abordar este santuario podemos preguntarnos: ¿Qué cosa buena le dio sentido a mi día hoy? ¿Para qué quiero vivir mañana? ¿Quiero vivir como lo hago? ¿Necesitaría cuestionar mi estilo de vida? ¿Aquello por lo que viví ayer, sigue valiendo la pena hoy?
Porque como decía Víctor Frankl, neurólogo, psicoterapeuta y escritor vienés que sobrevivió a varios campos de concentración y fundó la Logoterapia (logos= sentido, terapia= lo que cura: el sentido que cura), toda vida, toda existencia tiene sentido, la tarea humana e individual es descubrir cuál ese sentido. Dicha indagación nos lleva necesariamente a preguntarnos ¿para qué quiero vivir? Y según Frankl ese sentido está relacionado con vivir para algo, para realizar alguna tarea, llevar adelante algún proyecto y vivir para alguien porque mucho del significado existencial se halla en mi vida de relación con otros.
Expandir mi mundo interior me permite, entonces, volver a contactar con ese motivo, con esa fuerza que me tiene conectada y maravillada por la belleza de la aventura que implica vivir.


viernes, 1 de mayo de 2020


¿Cómo impactan las emociones en mi comunicación? ¿Por qué el otro muchas veces no entiende lo que digo?


Comparto con ustedes un breve video en el que comento el impacto de las emociones en nuestra comunicación.

Ojala les resulte interesante.


jueves, 16 de abril de 2020

martes, 31 de marzo de 2020

Vivir es responder, eso decía, Víctor Frankl, médico, terapeuta, fundador de la Logoterapia y sobreviviente de los campos de exterminio nazi.


Frankl señalaba que que no somos nosotros los que le hacemos preguntas a la vida, sino que es la vida la que nos hace preguntas a nosotros. Cada mañana, cuando nos despertamos nos aborda y nos dice: ¿qué vas a hacer conmigo hoy? Y nos envía situaciones y nosotros respondemos a esa pregunta fundamental través de nuestras acciones. Por eso para Frankl, vivir es responder. 

Responder en primera persona. Y añadía, que cuando estamos en una situación que no elegimos, o en la que podemos elegir muy poco, siempre podemos elegir la actitud con la que vamos a afrontar aquello que jamás hubiéramos elegido.
Frankl sigue siendo un faro que ilumina mucha de la oscuridad que ofrece la experiencia humana en estos días.

miércoles, 25 de marzo de 2020


Una buena siembra


Por Marilen Stengel

A los trece años tuve una experiencia transformadora.
La profesora de Botánica nos propuso hacer una germinación. Pero no como aquella que habíamos hecho durante la primaria, esta iba a ser una germinación “científica”: frasquito, secante, algodón mojado en la base y unos porotos blancos y grandes colocados con cuidado alrededor del frasco, entre el vidrio y el papel secante. Ubicamos el frasco junto a una ventana para que le dé el sol.
A la semana de armarla, la germinación ya daba muestras del milagro. Primero salió la raíz, blanca y curva como un paréntesis gordito, después el tallo (Hipocólito), después el poroto se abrió en dos (se desplegaron los Cotiledones), salió otro tallo como una manguerita (Epicólito) y de allí comenzaron a salir las hojas de un verde recién nacido… Comprender el proceso, conocer los factores necesarios para que lo vivo pudiera vivir me dejó sin aliento. Siempre habían estado ahí y hasta entonces yo nunca me había dado cuenta.
Al mes, le pedí al verdulero de la vuelta que me regalara un cajón de madera que llené de tierra y en la que planté mis cinco frágiles hijitas.
A los treinta días el cajón, alias almácigo, se había convertido en un desorden de hojas que arbitrariamente se volcaban en todas las direcciones. Los tutores de madera que había colocado a cada planta apenas si ordenaban en algo la explosión de vida. Un poco de tiempo después, aparecieron las vainas que contenían la silueta de una hilera prolija de porotos, y por primera vez en mi vida coseché literalmente algo que yo misma había plantado.
La cuarentena que hoy vivimos va a terminar eventualmente. Todavía no sabemos exactamente cómo va a ser nuestro país y el mundo cuando efectivamente podamos salir. No podemos calibrar aún la envergadura de lo que estamos atravesando. Lo único que si podemos saber es quienes queremos ser cuando volvamos a poder pisar la calle. Quizás por eso, hoy, mientras caminaba y hacía ejercicio en el balcón de mi casa me encontré haciéndome una y otra vez la misma pregunta: ¿qué y cómo sembrar en mí las actitudes y acciones que quisiera ver en otros?