Los
riesgos del optimismo
Por
Cristian Batista y Marilen Stengel *
El optimismo tiene muy buena prensa y no es para menos. Las
personas optimistas suelen ser las que más amigos tienen, las que más personas
atraen en cualquier reunión y es sin duda un atributo del líder que convoca a
la hora de llevar adelante cualquier proyecto porque motiva y logra que las
personas se enfoquen en la acción. Pero en el optimismo hay mucho más que lo
que se ve a simple vista.
Proviene del vocablo latín
"optimum" que significa
"lo mejor" e implica tener una fuerte propensión a ver y a
juzgar las cosas en su aspecto más favorable, a pesar de los contratiempos que
pudieran aparecer en el horizonte. Además, desde el punto de vista de la
inteligencia emocional, es una actitud que impide caer o ayuda a salir de la
apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. Mirar
el lado luminoso de la vida es, sin duda, fuente de entusiasmo que impulsa la
propia vida y la de otros. Sin embargo, ¿qué sería del optimismo sin su opuesto
filosófico el pesimismo?
Daniel Kahneman, primer y único
psicólogo que en 2002 ganó el Premio Nobel de Economía por
haber integrado aspectos de la investigación psicológica en la ciencia
económica, especialmente en lo que respecta al juicio humano y la toma de
decisiones bajo incertidumbre, ofrece una perspectiva absolutamente novedosa
sobre el tema. En su extraordinario Pensar rápido, pensar despacio, se
detiene a analizar cómo el optimismo socava y debilita las decisiones que
tomamos, supuestamente, de manera racional. Su principal aporte fue,
precisamente, demostrar que aún cuando tratamos de decidir con la fría lógica
racional, damos respuestas totalmente diferentes al mismo problema, si este es planteado desde perspectivas diferentes. Es decir,
privilegiando una parte de la información por sobre otra o viceversa. A lo
largo de su extenso trabajo Kahneman
comenta los resultados de sus
experiencias, junto a su colega Amos Tversky, en los que cuestiona la
confiabilidad básica de la razón humana y muestran como el exceso de optimismo
tiene su origen tanto en los errores cognitivos individuales como en las
presiones externas a las que todos estamos sujetos, en mayor o menor medida. Veamos a continuación, algunos de los factores
que distorsionan nuestro juicio sobre los hechos y acontecimientos en nuestra
vida cotidiana y en nuestros trabajos.
Errores que nos complican la vida
Uno de los
errores más frecuentes que estos investigadores descubrieron es la humana tendencia
a exagerar nuestros talentos y habilidades. Aunque reconocerlo pueda resultar
un tanto vergonzoso, existe una tendencia en la mayoría de las personas a creer
que están por encima del promedio de su clase. Esta tendencia se da por lo que
se llama un error de atribución. Ello
significa que nos arrogamos los resultados positivos de una acción mientras que
a los resultados adversos se los adjudicamos a factores externos, independientemente
de su verdadera causa. Por ejemplo, una persona que viaja desde la Capital Federal a
la ciudad de Rosario en 2.30hs respetando los límites de velocidad, atribuye su
proeza a sus dotes de conducción y no a que ese día en ese horario, las
autopistas que tomó no tenían mayor tráfico. Lo mismo le sucede a los ejecutivos
de las empresas que evalúan los resultados positivos alcanzados explicándolos
como la consecuencia de sus habilidades gerenciales y pocas veces, por ejemplo,
relacionándolos a errores de la competencia o a la suerte que proporciona una coyuntura
determinada.
La representatividad es otra fuente de
error en la captación del mundo. Los casos más representativos son las historias
más verosímiles pero no las más probables, las más coherentes no siempre son las más posibles. La representatividad es
engañosa debido a la confianza que genera la ilusión de validez que instala. Podemos
ver cómo opera la representatividad en nuestras vidas en el ejemplo que el
propio Kahneman presenta:
“Linda tiene 31 años, es soltera, extrovertida y muy
brillante. Se especializó en Filosofía en la Universidad. De
estudiante le preocuparon mucho los asuntos de discriminación y justicia
social, y también participó de manifestaciones antinucleares. ¿Cuál de estas
definiciones tiene más probabilidad de ser cierta?
- Linda es
cajera de un Banco.
- Linda es
cajera de un Banco y activa militante del movimiento feminista”.
Entre el 85 y 90% de los encuestados
elige la segunda opción ya que el feminismo parece más representativo de Linda
que sólo ser cajera de Banco. Pero un principio estadístico sostiene que es más
probable que ocurra un evento que dos acontecimientos sucedan juntos.
Otro factor
distorsivo en el que el optimismo es un factor clave, es la tendencia a
exagerar el grado de control que podemos ejercer sobre los eventos, dejando de lado la intervención del azar. Este exceso de
confianza nos lleva a creer que podremos evitar o superar cualquier
contingencia que surja. Al hacer pronósticos sobre lo que va a ocurrir resulta
muy fácil caer en la falacia de la
planificación. En ella el problema radica en que tendemos a subestimar los
tiempos, costos y riesgos para terminar las tareas de futuras acciones, y al mismo tiempo sobreestimamos los
beneficios de acciones similares en lugar de ponderar los logros, las
probabilidades y las pérdidas de un modo más realista. Lo dicho se relaciona
además con el hecho de que los errores producidos por el exceso de optimismo pueden
también proliferar debido a las limitaciones de la imaginación, al no tener en
cuenta todas las secuencias de eventos que podrían retrasar o interferir un
proyecto. Un ejemplo sencillo de esto puede hallarse en la decisión de encarar la renovación de un baño de la casa.
Los presupuestos se hacen, los materiales se compran y la refacción se pone en marcha pero una vez
que se levantó el piso para cambiar los cerámicos, el plomero anuncia que
desafortunadamente, al remover los cerámicos viejos se rompió un caño y que
habrá que cambiarlo, lo cual implica un mayor desembolso de dinero y un atraso
en la obra. El optimismo sin duda influye en nuestra imaginación. Si queremos
mejorar nuestra casa, no pensaremos en todo lo que puede salir mal en el
proceso, pero según Kahneman, ¡esa falta es un error que cuesta mucho dinero!
El antídoto a todos estos errores esta en el realismo.
Con los pies en la tierra
¿Si el optimismo nos lleva a tantos errores
deberíamos entonces ser pesimistas? No es esto lo que proponemos, sin embargo,
cuando las opiniones pesimistas son reprimidas por considerarlas como una deslealtad
o como una falta de apoyo para un proyecto (ello vale para invertir en la
compra de una empresa o en la renovación de la cocina), se debilita el
pensamiento crítico. Por lo tanto, lo mejor es fomentar perspectivas
alternativas a la propia y también adquirir una visión externa distinta a la que
uno sostiene. Por ejemplo, aportar información estadística sobre casos
semejantes. Todo el que haya hecho una
refacción en su casa sabe que terminó pagando más que lo acordado en el
presupuesto inicial, ¿cuánto más? A partir de esta pregunta, podemos
formulársela a amigos, arquitectos o expertos, el presupuesto original sin duda
se acercará de manera más realista al costo final de la refacción en cuestión.
Y esto que nos sucede en la vida cotidiana, también ocurre en las grandes
empresas. Como lo explican Dan Lovallo y
Daniel Kahneman en su artículo La falsa
ilusión del éxito: “Un estudio que llevó
a cabo la Rand
Corporation sobre 44
plantas procesadoras de productos químicos pertenecientes a empresas como 3M,
DuPont y Texaco constató que, en promedio, el verdadero costo de construcción
de las planteas fue más del doble de lo previsto por el cálculo inicial.
Además, un año después de la puesta en marcha, alrededor de la mitad de las
plantas operaba a menos del 75% de la capacidad de producción proyectada y la
cuarta parte a menos del 50%.”
Después de todo lo dicho, el desafío reside, pues, en
seguir tomando del optimismo el
entusiasmo y la perseverancia que le brinda a las personas cuando enfrentan
situaciones difíciles y desafiantes, sin olvidar que una cuota de pensamiento
crítico es indispensable para llegar al
realismo tan necesario.
* Cristian Batista, psicólogo y
capacitador y Marilen Stengel, Escritora y especialista en Sinergia de Talentos
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