Una buena siembra
Por Marilen Stengel
A los trece años tuve una experiencia transformadora.
La profesora de Botánica nos propuso hacer una
germinación. Pero no como aquella que habíamos hecho durante la primaria, esta
iba a ser una germinación “científica”: frasquito, secante, algodón mojado
en la base y unos porotos blancos y grandes colocados con cuidado alrededor del
frasco, entre el vidrio y el papel secante. Ubicamos el frasco junto a una
ventana para que le dé el sol.
A la semana de armarla, la germinación ya daba muestras
del milagro. Primero salió la raíz, blanca y curva como un paréntesis gordito,
después el tallo (Hipocólito), después el poroto se abrió en dos (se
desplegaron los Cotiledones), salió otro tallo como una manguerita (Epicólito)
y de allí comenzaron a salir las hojas de un verde recién nacido… Comprender el
proceso, conocer los factores necesarios para que lo vivo pudiera vivir me dejó
sin aliento. Siempre habían estado ahí y hasta entonces yo nunca me había dado
cuenta.
Al mes, le pedí al verdulero de la vuelta que me regalara
un cajón de madera que llené de tierra y en la que planté mis cinco frágiles hijitas.
A los treinta días el cajón, alias almácigo, se había convertido
en un desorden de hojas que arbitrariamente se volcaban en todas las
direcciones. Los tutores de madera que había colocado a cada planta apenas si ordenaban
en algo la explosión de vida. Un poco de tiempo después, aparecieron las vainas
que contenían la silueta de una hilera prolija de porotos, y por primera vez en
mi vida coseché literalmente algo que yo misma había plantado.
La cuarentena que hoy vivimos va a terminar
eventualmente. Todavía no sabemos exactamente cómo va a ser nuestro país y el
mundo cuando efectivamente podamos salir. No podemos calibrar aún la envergadura
de lo que estamos atravesando. Lo único que si podemos saber es quienes queremos
ser cuando volvamos a poder pisar la calle. Quizás por eso, hoy, mientras
caminaba y hacía ejercicio en el balcón de mi casa me encontré haciéndome una y
otra vez la misma pregunta: ¿qué y cómo sembrar en mí las actitudes y acciones que
quisiera ver en otros?
Gracias Marilen! También pienso, que las elecciones y acciones que realicemos hoy, quedarán marcadas en nosotros y nuestros hijos y conocidos, nos definen, en gran medida. Cómo actuamos ante la enorme incertidumbre, ante la necesidad ajena, qué elegimos hacer? dónde nos paramos... Seamos consientes cuánto de nuestra identidad, valores, HOY se pone a prueba...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo! Si logramos ser una masa crítica que comprende esto, entonces podemos comenzar no solo a cambiar nuestra realidad, sino nuestra sociedad. Gracias por conversar!
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